En Santa Rosa Xochiac, los vecinos crean figuras de cartonería que desfilan en Viernes Santo
La tradición cobró nuevo impulso hace 43 años, con el grupo cultural “Los de Siempre”.
El pueblo originario de Santa Rosa Xochiac preserva la tradición de elaborar, desfilar y quemar a los shimos, figuras de cartón que representan los males y pecados de este mundo.
En un inicio, la celebración estaba encomendada a habitantes designados por el templo, conocidos como fiscales, quienes realizaban figuras de trapo en forma de diablo y los quemaban con ayuda de petróleo. Hacia 1965 el festejo cayó en el olvido. Fue en los años 80 que, gracias a una reunión con amigos, Claudio Zamora Callejas retomó la elaboración del judas, pero esta vez a partir de figuras amorfas, de cartón y de gran formato.
Don Claudio, su familia, amigos y vecinos son conocidos en Santa Rosa Xochiac como “Los de Siempre”, por ser quienes revivieron la elaboración de shimos en el marco de la Semana Santa.
Oswaldo Zamora Carrasco, artista visual e integrante del grupo, explica que la palabra shimo proviene del náhuatl y significa “travieso o diablillo”. Aunque ya está en desuso, en el pueblo obregonense se le solía decir a los niños “¡deja de estar de shimo!”, cuando eran muy inquietos.
“Un shimo es una obra de arte. Es la representación del mal desde el catolicismo y la quema de Judas es el castigo que recibió por haber vendido a Jesús”, dijo.
Desde febrero, el grupo “Los de Siempre” comienza con el proceso de planeación, en marzo realizan el diseño y la construcción de las figuras. Actual- mente, para construir la estructura del shimo, lo hacen con perfil de acero de PTR, y los materiales que ocupan son vara de garambullo, varas de carrizo, bolsa de papel y cartón, con un termina- do de papel pegado con engrudo.
El Jueves Santo, los shimos deben estar terminados, aunque todavía pueden ser retocados. El Viernes Santo se lleva a cabo el desfile en el centro del pueblo, en una ruta que incluye la Avenida Desierto de los Leones, Progreso y Máximo Silva.
El Sábado de Gloria, los shimos desfilan entre porras y ruido de matracas para finalmente llegar al campo de futbol donde son quemados a la media noche.
Para los habitantes, conservar la tradición de los shimos es una forma de defender su identidad y, al mismo tiempo, construir comunidad.